La ciudad a la que se dirigía el asno es la clave 14.
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LOS MÚSICOS DE BREMEN
Había una vez un hombre que quería deshacerse de su viejo asno porque ya no le servía para trabajar. Pero el asno, al darse cuenta de lo que pretendía su amo, decidió marchare y se puso en camino hacia una ciudad llamada Bremen. Allí, pensaba él, podría trabajar como músico.
No había andado mucho camino cuando encontró a un perro de caza que jadeaba al lado del camino, como cansado de tanto andar.
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¿Por qué jadeas así chucho? – le preguntó el asno.
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¡Ay! – dijo el perro-. Como ahora estoy viejo y ya no sirvo para cazar mi amo me quiso matar. Pero yo me di cuenta y puse los pies en polvorosa.
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Yo me dirijo a Bremen- dijo el asno-, allí voy a ser músico municipal. Ven conmigo y hazte también músico.
El perro estuvo de acuerdo y juntos prosiguieron el camino.
Al poco rato se encontraron con un gato que parecía triste y le preguntaron qué le pasaba.
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Soy viejo y ya no sirvo para cazar ratones. Por eso, mi ama ya no me quiere y ha intentado ahogarme – contestó el gato-. Me he escapado pero ahora no se adónde puedo ir.
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Únete a nuestra orquesta – le ofreció el asno-, tú entiendes de música nocturna y puedes convertirte en músico municipal.
Así, el gato se fue con ellos. Poco después, los tres animales pasaron por delante de una granja; en la puerta había un gallo cantando a pleno pulmón.
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¿Por qué cantas así? – preguntó el asno.
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Porque he oído que mi ama me va a cortar la cabeza esta noche y mañana me guisará. Por eso canto con todas mis fuerzas, mientras pueda.
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Pues vente con nosotros- dijo el asno-. Vamos a Bremen.
Al gallo le gustó la idea, así que los cuatro prosiguieron el camino.
Al anochecer, los animales vieron a lo lejos la luz de una casa y hacia ella se dirigieron, con la intención de pasar allí la noche.